Supongo que no es solo a mi, que a todas nos pasa, crecemos.
Antes me encantaba esa palabra, no sé, crecer. Pero ahora es más bien lo contrario. Y no es que la odie, supongo que es lo que toca. Pero se hace difícil. Dejar de hacer tonterías, y no pensar mucho las cosas para tomar decisiones.
Aun me acuerdo de el cambio de preescolar a primaria. Me pareció tremendo. Dejar los muñecos y la cocinita para sentarme en una mesa con libros a leer y a escribir.
Después tienes prisa por crecer, porque te dejen salir sola, porque te dejen ir de compras con tus amigas, llegar más tarde,...
Y ahora me encantaría rebobinar la cinta, y pararlo en el momento que se calló el primer diente. Porque en ese momento todo era perfecto, porque creía en los cuentos de hadas y príncipes y princesas. Porque creía que si me portaba bien los reyes magos me traerían todo lo que quisiera y que esa noche el Ratoncito Perez se llevaría mi diente y me traería un regalo.
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