13 de junio de 2011

La verdad es que no se cual es su comida favorita. Ni tampoco el nombre de sus padres.
Nose con cuantos años aprendió a hablar o a caminar. Tampoco sé como se llamó su primer perro, ni si quiera se que mascotas tuvo. Nose si prefiere la montaña o la playa. Nunca se lo he preguntado. La verdad es que apenas estuvimos tiempo juntos. Y cuando estabamos lo que menos me apetecía hacer es hablar de esas tonterías.
Me gustaba muchisimo más descubrir donde tenía cosquillas. Te puedo localizar todos los lunares de su cuerpo, les he contado, tiene 29. Y sus ojos, me dió tiempo a apreder que significaban sus miradas. Pararle la pierna inquita cuando se ponía nervioso. El crujir de sus nudillos. Sus suspiros.
Si, puede que no supiera cual era su numero de la suerte. Pero sabia perfectamente cuando se encontraba mal, o preocupado. Y en esos momentos no me hacía falta saber esas cosas. Con lo que yo sabía era suficiente.

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