-Todos son iguales.
-No, él era diferente.
-Eso lo dices porque sigues coladita por sus huesos, pero sabes que era igual que todos.
-No, eso lo digo porque le conocí. Y sé que su chulería, era solo un escudo. Para que no le hicieran daño. Sé que tenía miedo a querer, mucho miedo. Que por las mañanas se despertaba enfadado, y que cantaba en la ducha. Que cuando miraba nuestra foto sonreia, pero solo cuando pensaba que yo no le veía. Que le gustaba abrazarme, y en sueños pronunciaba mi nombre. Que odiaba las alturas, pero era capaz de subirse a la noria solo por hacerme feliz. Que nunca llebaba paraguas, porque le gustaba mojarse bajo la lluvia. Que hablaba con su perrita, aunque pareciera un loco. Y que me quería. Y con eso me basta, para diferenciarlo del resto del mundo, y para que sea especial.